Mike Tyson no solo fue el campeón más temido del ring… también fue preso. En 1992, fue condenado a 6 años por violación, de los que cumplió solo 3. Muchos creían que en la cárcel nadie se atrevía a tocarlo, pero la verdad fue otra. Tyson enfrentó depresiones, peleas, aislamiento y una lucha interna constante. Entrenaba en su celda, leía sobre religión y escribía cartas todos los días. “No salí reformado, salí más peligroso”, diría después. La prisión no lo destruyó, lo transformó. Lejos del cuadrilátero, Tyson peleó su combate más duro… contra sí mismo.
